Existencia, Consciencia e Identidad como los Axiomas Básicos
Empezamos como
filósofos igual que empezamos como bebés, en el único lugar donde se puede empezar:
mirando al mundo. Como filósofos, sin embargo, sabemos lo
suficiente como para afirmar, cuando miramos a algo: existe, es. Esto (estoy señalando una mesa) es.
Eso (señalando a una persona sentada) es. Estas cosas (moviendo
el brazo para indicar el contenido de toda la sala) son. Algo
existe.
Comenzamos con el hecho irreductible
y el concepto de "existencia": lo que existe.
Lo primero que se
puede decir acerca de lo que es, es simplemente: es. Igual
que Parménides en la antigua Grecia formuló el principio: lo que es, es. O, en palabras de Ayn Rand: la
existencia existe. ("Existencia" aquí es un
nombre colectivo, que denota la totalidad de los existentes.) Este axioma no
nos dice nada sobre la naturaleza de los existentes, sino simplemente subraya
el hecho de que existen.
Este axioma ha de ser el fundamento
de todo lo demás. Antes de que alguien pueda considerar
cualquier otra cuestión – antes de que uno pueda preguntar qué cosas existen o a
qué problemas se enfrentan los hombres al intentar aprender sobre ellas, antes de
que uno pueda hablar lo que uno sabe o cómo lo sabe – antes debe haber algo, y uno
tiene que comprender que existe. Si no es así, no hay
nada que considerar o que conocer.
El concepto de
"existencia" es el más amplio de todos los conceptos. Lo incluye todo – cada entidad, acción, atributo, relación (incluyendo
todos los estados de consciencia) – todo lo que es, fue o será. El concepto no especifica que existe un mundo físico. Como el primer
concepto en la base del conocimiento, cubre sólo lo que se sabe, de forma
implícita o explícitamente, por toda la raza humana, desde el recién nacido o el
salvaje más primitivo hasta el mayor científico y el
sabio más erudito. Todos ellos saben igualmente el hecho
fundamental de que existe algo, algo a diferencia de nada.
Tú, el lector, ya
has captado el primer axioma de la filosofía. Ese acto
implica un segundo axioma: que existes y tienes consciencia, consciencia siendo la facultad de percibir lo que
existe. La consciencia no es inherente en el hecho de la
existencia como tal, un mundo sin organismos conscientes es posible. Pero la consciencia es
inherente en tu darte cuenta de la
existencia. Inherente en decir: "Hay algo de lo que me doy cuenta" es: "Hay algo de lo que me doy cuenta".
El hecho de la consciencia es
también un punto de partida fundamental. Aunque los biólogos
o los físicos puedan darnos algún día un análisis científico de las condiciones
de la consciencia (en términos de estructuras físicas, o tipos de energía, o
algo que ahora se desconoce), esto no alteraría el hecho de que la consciencia
es un axioma. Antes de poder plantear cualquier cuestión
relativa al conocimiento, sea de contenido o de método (incluyendo la cuestión
de las condiciones de la consciencia), primero hay que ser consciente de algo y reconocer que uno lo es. Todas las preguntas presuponen que uno tiene una facultad de
conocimiento, es decir, el atributo de la consciencia. Quien
ignora este atributo debe forzosamente ignorar todo el campo de la cognición (y
de la filosofía).
La consciencia, repitiendo, es la
facultad de percibir lo que existe. ("Percibir"
se utiliza aquí en su sentido más amplio, equivalente a "darse cuenta de").
Ser consciente es ser consciente de algo.
Aquí está la cita
crucial de Ayn Rand en relación a lo anterior:
La existencia existe – y el acto de comprender esa
afirmación implica dos
axiomas
corolarios: que algo existe que uno percibe, y que uno existe
poseyendo
consciencia, consciencia siendo la facultad de percibir lo que existe.
Si
nada existe no puede haber consciencia: una consciencia sin nada de lo que
ser
consciente es una contradicción. Una consciencia consciente sólo de ella
misma
es una contradicción: antes de poder identificarse como consciencia,
tuvo
que ser consciente de algo. Si lo que alegas percibir no existe, lo que
posees
no es consciencia.
Sea
cual sea el grado de tu conocimiento, estos dos – existencia y consciencia –
son
axiomas
que no puedes escapar, estos dos son los puntos de partida irreducibles en
cualquier
acción que emprendas, en cualquier parte de tu conocimiento y en su
totalidad,
desde el primer rayo de luz que percibes al inicio de tu vida a la más vasta
erudición
que puedas adquirir a su término. Conozcas la forma de una piedra o la
estructura
de un sistema solar, los axiomas permanecen los mismos: que ello existe y
que
tú lo sabes.
Un tercer y último axioma
básico está implícito en los dos primeros. Es la ley de
identidad: ser es ser algo, tener una naturaleza, poseer identidad. Una cosa es ella misma, o bien, en
la fórmula clásica: "A es A". La "identidad" de lo que existe
significa lo que es, la totalidad de sus atributos o características.
Independientemente de
lo que decidas considerar, sea un objeto, un atributo o una
acción, la ley de
identidad sigue siendo la misma. Una hoja no puede ser una piedra
al mismo tiempo, no
puede ser toda roja y toda verde al mismo tiempo, no puede
congelarse y arder al
mismo tiempo. A es A. O, si deseas que sea formulado en un
lenguaje más simple:
No puedes tener un pastel y comértelo al mismo tiempo.
Ayn Rand ofrece una
nueva formulación de este axioma: existencia es identidad. Ella no dice "la existencia tiene identidad", lo que podría sugerir que la identidad es un
elemento separable de la existencia (como una capa de pintura es separable de la casa que la tiene). La idea es que ser es ser algo. Existencia
e identidad son indivisibles, cada una implica la otra. Si
algo existe, entonces algo existe; y si hay un algo, entonces hay un algo. El hecho fundamental no puede
ser partido en dos.
¿Por qué usar – podríamos preguntarnos
– dos conceptos para identificar un solo hecho? Este
procedimiento es normal en filosofía y en otros campos también. Cuando los hombres tienen varias perspectivas sobre un solo hecho,
cuando lo consideran desde diferentes aspectos o en contextos diferentes, a
menudo es esencial el formar conceptos que identifican las diferentes
perspectivas.
"Existencia"
diferencia una cosa de la nada, de la ausencia de la cosa. Esta
es la identificación primaria, de la que todas las demás dependen; es el
reconocimiento, en términos conceptuales, de que una cosa existe. "Identidad" indica, no que
existe, sino que ella existe. Esto distingue una cosa de otra, lo que es un paso diferente en la
cognición. La perspectiva aquí no es: existe (vs. no existe), sino: es esto (vs. es aquello). Así, el contexto y el objetivo de los
dos conceptos es diferente, aunque el hecho que ambos conceptos nombran es
indivisible.
Al igual que existencia y consciencia,
identidad es también un punto de partida fundamental para el conocimiento. Antes de que uno pueda preguntar qué
es cualquier existente, debe ser algo, y uno debe saberlo. Si no, entonces no hay nada que investigar, o nada que exista.
Inherente en que un hombre capte cualquier
objeto está el que reconozca, de alguna forma, que: existe algo de lo que soy consciente. Existe (existencia) algo (identidad) de
lo que soy consciente (consciencia). Estos tres son los
conceptos axiomáticos básicos de la filosofía de Objetivismo.
Un concepto axiomático, escribe Ayn
Rand, es
"la identificación de un hecho primario de
la realidad, que no puede ser analizado,
es decir, reducido a otros hechos o desmenuzado
en sus componentes. Está
implícito en todos los hechos y en todo el
conocimiento. Es lo fundamentalmente
dado, y lo directamente percibido o
experimentado, que no requiere ninguna
prueba ni explicación, sino en lo que
todas las pruebas y explicaciones descansan".
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Del libro: Objetivismo: La Filosofía de Ayn Rand, por Leonard Peikoff, 1991.