Universo Benevolente (La premisa del ...)



GLOSARIO
“The Inexplicable Personal Alchemy,” 
Return of the Primitive: The Anti-Industrial Revolution, 122.

Leonard Peikoff, “The Philosophy of Objectivism
lecture series (1976), Lecture 8.
Hay una convicción esencial que algunos nunca adquieren,  otros sólo tienen durante su juventud, y pocos mantienen hasta el final de sus días: la convicción de que las ideas importan. . . . Que las ideas importan significa que el conocimiento importa, que la verdad importa, que la mente de uno importa. . . .

Su consecuencia es la incapacidad de creer en el poder o en el triunfo del mal. Independientemente de la corrupción que uno pueda haber experimentado y lo cerca que le haya tocado, uno es incapaz de aceptarla como lo normal, lo permanente o lo metafísicamente correcto.  Uno siente: "Esta injusticia (o terror o mentira o frustración o dolor o angustia) es la excepción en la vida, no la regla". Uno está seguro de que en algún lugar de la tierra – aunque no sea en ningún lugar cercano o a su alcance – una forma adecuada y humana de vida es posible para los seres humanos, y la justicia sí importa.

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Aunque los accidentes y los fracasos son posibles, ellos no constituyen, según Objetivismo, la esencia de la vida humana. Al contrario, el logro de los valores es la norma, cuando hablamos del hombre moral, moral según la definición Objetivista. El éxito y la felicidad son lo metafísico y lo que se debe esperar. En otras palabras, Objetivismo rechaza la idea de que la realización humana es imposible, que el hombre está condenado a la miseria, que el universo es malévolo. Abogamos por la premisa de un "universo benevolente".

El "universo benevolente" no significa que el universo sienta una inclinación positiva hacia el hombre, o que su finalidad sea ayudarle a alcanzar sus metas. No, el universo es neutral; simplemente es; es indiferente hacia ti. Tú tienes que observarlo y adaptarte a él, no al revés. Pero la realidad es "benevolente" en el sentido que si te adaptas a ella, es decir, si piensas, valoras y actúas racionalmente, entonces puedes conseguir tus valores (y exceptuando accidentes, los conseguirás); los conseguirás, porque los valores están basados en la realidad. 

El dolor, el sufrimiento y el fracaso no tienen significado metafísico – no revelan la naturaleza de la realidad. Los héroes de Ayn Rand, de acuerdo con esto, se niegan a tomarse en serio el dolor, es decir, metafísicamente. Recuerda cuando Dagny le pregunta a Ragnar en el valle cómo puede su mujer soportar su ausencia durante todos los meses que él está en altamar, y él responde (cito sólo una parte de este pasaje): 

"No creemos que la tragedia es nuestro estado natural. No vivimos en crónico temor del desastre. No esperamos el desastre hasta que tenemos una razón específica para esperarlo, y cuando lo encontramos, somos libres de luchar contra él. No es la felicidad, sino el sufrimiento, lo que consideramos anormal. No es el éxito, sino la calamidad lo que consideramos que es la excepción anormal en la vida humana". 

Esta es la razón por la que los héroes de Ayn Rand responden al desastre, cuando llega, con una única e instantánea respuesta: acción: ¿qué pueden hacer? Si existe cualquier posibilidad, por mínima que sea, se niegan a aceptar la derrota. Ellos hacen lo que pueden para contrarrestar el peligro, porque parten de la premisa que el éxito, no el fracaso, es lo que se debe esperar.

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La realidad es "benevolente" en el sentido que si te adaptas a ella, es decir, si piensas, valoras y actúas racionalmente, entonces puedes conseguir tus valores (y exceptuando accidentes, los conseguirás); los conseguirás, porque los valores están basados en la realidad.