No hay Datos – No hay Ciencia
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Por Robert Tracinski



En respuesta al escándalo desatado por la filtración de e-mails entre las lumbreras del clero del calentamiento global, los tradicionales medios de comunicación americanos y el establecimiento científico han estado dedicándose a, bueno, llamémoslo "la denegación de Climategate". Nos dicen que los e-mails sólo muestran negociaciones normales entre científicos. Claro, todo es "normal" – si la ciencia funciona como una escuela secundaria, donde una pandilla cerrada decide quién es simpático y quién va a ser condenado al ostracismo.

Ese intento de explicar lo que revelan los e-mails de Climategate no sólo es deshonesto, sino que carece de sentido. El escándalo no es sólo sobre los e-mails, ni siquiera es principalmente sobre los e-mails. Es sobre los datos – las mediciones de la temperatura global que han sido utilizadas como base para toda esa histeria del calentamiento global. Y esa parte del escándalo aún está aflorando.

Los datos es donde realmente empezó todo este escándalo, mucho antes de que los e-mails se filtraran. Durante años, los escépticos del calentamiento global han tratado de usar la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act) para arrancar datos originales sobre temperaturas globales de las manos de una pequeña cantidad de instituciones soportadas por el gobierno, que mantienen esos registros, incluyendo al CRU (Climatic Research Unit, o Unidad de Investigación Climática) de Gran Bretaña, de la que se filtraron los e-mails. Estas solicitudes para conseguir datos se han enfrentado a un obstruccionismo constante – y las veces que los críticos consiguieron poner sue manos en datos originales, sólo ha hecho que surgieran más sospechas sobre una brecha entre datos originales y resultados “oficiales”.

El disponer de datos brutos es esencial para la integridad de la ciencia. Un aspecto fundamental del método científico es la reproducibilidad de los resultados. Ninguna conclusión científica puede ser aceptada meramente basada en la palabra de alguien. Otros tienen que ser capaces de verificar de forma independiente las conclusiones, examinando los datos y métodos que las sustentan.

Y es más: los datos son importantes porque son la única base válida para las conclusiones científicas. Como mandan los cánones: si no hay datos, no hay ciencia.

El verdadero escándalo de Climategate es que no hay datos – no hay datos confiables sobre las temperaturas globales.

Junto con los ahora famosos e-mails, el denunciante del CRU también filtró una enorme cantidad de datos y códigos de programación – justamente el tipo de información que el CRU estaba tratando de esconder del público para que nadie pudiera evaluar de forma independiente los hechos básicos que conducen a sus alegaciones de desastre total.

El más interesante de estos es un gran archivo de texto creado por un programador del CRU para guardar sus anotaciones, supuestamente para sí mismo, sobre sus intentos de darle sentido a los registros de temperaturas de CRU – y sobre todo de reconstruir resultados que ya habían sido publicados en la literatura científica. Es una larga historia de archivos con el nombre equivocado o totalmente indocumentados, conteniendo datos internamente inconsistentes que no puedes ser ajustados para que encajen con resultados reportados anteriormente. El párrafo de las notas del programador que realmente los resume todo es este:

       Es domingo por la noche. He trabajado todo el fin de semana, y justo cuando pensaba que había acabado me he encontrado con un problema más que viene en el terrible estado de nuestras bases de datos. No hay integridad uniforme de datos, es sólo una lista de cuestiones que siguen creciendo a medida que aparecen.

Esto es impresionante. Lo que significa es que el CRU no quiso revelar los datos detrás de sus alegaciones, porque ello habría puesto de manifiesto que los datos no valían nada. Charlie Martin en Pajamas Media lo resume: "Creo que hay una buena razón por la que el CRU no quiso dar sus datos a personas que trataron de replicar su trabajo. Está en condiciones tan desastrosas que no pueden ni replicar sus propios resultados".

Y ahí es donde la verdadera acción se ha centrado desde que el escándalo de Climategate irrumpió. Los observadores independientes – que a menudo son bloggers – han estado ocupados comparando los datos de temperatura originales de diversas fuentes con la versión "procesada" de los datos producidos por el CRU – y se han encontrado con discrepancias muy grandes.

Aquí hay algunas de las últimas revelaciones. Las mediciones originales de la estación meteorológica de Darwin, en el norte de Australia, están a disposición del público, así que es fácil de compararlas con la versión que aparece en la CRU. Resulta que esos números han sido claramente ajustados para arriba. Tales ajustes son a veces necesarios en nombre de la "homogeneización" de los datos – es decir, para deshacerse de las discrepancias que se producen, por ejemplo, cuando una estación meteorológica se traslada a un lugar más cálido y todas las lecturas de repente suben. Sin embargo, todos los ajustes en Darwin son hacia arriba, disparatadamente hacia arriba, en un caso a una velocidad aterradora de 6º C por siglo, en un esquema de subidas claramente artificial. Willis Eschenbach, quien hizo esa comparación, concluye: "Esas, queridos amigos, son las burdas huellas dactilares de alguien manipulando los datos".

El calentamiento global está causado por el hombre, ciertamente. Es un artilugio de ajustes arbitrarios a los datos, hecho por científicos que tratan de proteger las instituciones del calentamiento global.

Ajustes igual de sospechosos han sido encontrados en los registros de temperaturas de Nueva Zelandia y en otros lugares, pero la gran bomba es un comunicado recientemente liberado de una organización rusa quejándose de que el Centro Hadley, que mantiene una base de datos de temperaturas junto con el CRU, ha seleccionado y "manipulado" datos de temperaturas de Rusia – datos representando aproximadamente la octava parte de la masa terrestre del mundo.

         Los analistas dicen que las estaciones meteorológicas rusas cubren la mayor parte del territorio del país, y que el Centro Hadley había utilizado datos presentados por sólo el 25% de esas estaciones en sus informes .... Los datos de estaciones ubicadas en zonas no incluidas en el estudio de la Hadley Climate Research Unit Temperature UK (HadCRUT) a menudo no muestran ningún calentamiento considerable de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI .... Los analistas de la IEA dicen que los climatólogos utilizan datos de estaciones ubicadas en centros muy poblados, que están influenciados por el efecto del calentamiento urbano más frecuentemente que los datos correctos de estaciones remotas.

La parte sobre el calentamiento urbano es reveladora, porque nos recuerda por qué los ajustes hacia arriba de los registros de temperatura son tan sospechosas. En todo caso, deberíamos esperar un ajuste hacia abajo. Cuando zonas que antes eran rurales van siendo construidas, las estaciones meteorológicas llegan a estar rodeadas de hormigón, asfalto y otros materiales que absorben calor adicional. Esto crea una curva de calentamiento falsa. Sin embargo, los datos de temperatura de Hadley-CRU no hacen ajustes por este efecto, basándose en un estudio que afirma que el calentamiento urbano no es significativo – un estudio que el ex-jefe del CRU, Tom Wigley, admite en uno de los e-mails filtrados, fue fraudulento.

El pasado agosto, en respuesta a un informe anterior sobre los múltiples problemas con los registros de temperatura globales, Jack Wakeland dijo en TIA Daily:

"Durante los últimos 20 años, subvenciones privadas y públicas para la investigación del clima han aumentado 20 veces. En 1989, el gobierno de los EE.UU. gastó aproximadamente US$150 millones en la investigación de ciencias del clima. En 1995, esa cifra se disparó a US$1.500 millones anuales. En 2008, el gobierno federal gastó $2.400 millones en investigación del clima .... Durante ese período de 20 años, de 1989 a 2008, el gobierno de EE.UU. gastó un total de $32.000 millones de dólares en investigación del clima.

"Con $32.000 millones en gastos del gobierno americano, uno pensaría que la ciencia del calentamiento global podría permitirse unas cuantas estaciones más para medir la temperatura de la superficie. Uno podría pensar que la ciencia del calentamiento global podría permitirse el tener una red de miles estaciones de medir la temperatura de la superficie nuevas, cuidadosamente situadas, con el último grito en tecnología. ¿Cuánto podrían costar 10.000 nuevas estaciones de temperatura, en todo caso? ¿Quizás un 3% del presupuesto de investigación del 2009? ¿Quizás un 10%?

"Pero los ´científicos´ del calentamiento global no pueden permitírselo. Ellos no pueden permitirse nada que pueda desviar nuestras miradas de las proyecciones fantásticas de sus modelos de circulación global".

El climatólogo Michael Mann, de la Pennsylvania State University – una figura clave implicada en el escándalo de Climategate – defiende la falsa ciencia del calentamiento global en el Washington Post, repitiendo la nueva posición oficial: el filtrado de e-mails puede ser "vergonzoso", pero las alegaciones del calentamiento global cuentan con el apoyo de "múltiples" líneas de investigación científica. Sin embargo, sólo hay una línea que verdaderamente importa: los datos de temperatura global.

Este es el secreto a voces de las instituciones del calentamiento global. La única evidencia que realmente tienen a su favor es un período de calentamiento de unos treinta años a finales del siglo XX, aproximadamente de 1976 a 1998.

Aparte de eso, el argumento del calentamiento global causado por el hombre está basado en su mayor parte en teorías y modelos de ordenador, que son sólo proyecciones basadas en las teorías. Pero eso no es evidencia. Las teorías y los modelos tienen que ser validados por evidencia real, o sea, por observaciones reales medidas en el mundo. Las teorías deben ser capaces de explicar y predecir los datos, incluyendo, sobre todo, el registro de mediciones anteriores de temperatura global.

Y ahí es donde está el verdadero núcleo del fraude científico y criminal que nos encontramos. Una misión primordial de la CRU es mantener un registro confiable, exacto y útil de las temperaturas globales. Esta tiene que ser su misión, porque un registro válido de temperaturas es la única base objetiva para validar o invalidar sus teorías. Pero después de embolsarse muchos millones de dólares de contribuyentes británicos y americanos, el CRU fracasó completamente en su misión primordial – y ellos lo sabían. Lo sabían, y en lugar de informar sobre ello, trataron de encubrirlo.

Sí, este realmente va a ser el escándalo del siglo. Y no ha hecho más que empezar.

El verdadero escándalo Climategate no ha hecho más que empezar
El calentamiento global está causado por el hombre, ciertamente. Es un artilugio de ajustes arbitrarios a los datos, hecho por científicos tratando de proteger las instituciones del calentamiento global.