Los conceptos axiomáticos
no están sujetos al proceso de definición. Sus referentes pueden ser especificados
sólo ostensivamente, es decir, señalando con el dedo. Todo lo que hay que captar
sobre estos hechos está implícito en cualquier acto de cognición adulta; en
efecto, está implícito mucho antes. "Después de la primera sensación
discriminada (o percepción)", observa Miss Rand, "el conocimiento
posterior del hombre no añade nada a los hechos básicos designados con los
términos 'existencia', 'identidad', y 'consciencia'. . . . " El conocimiento
posterior hace que la identificación explícita y conceptual de estos hechos sea
posible, pero los propios hechos – que son los datos, o los componentes que más
tarde serán integrados en conceptos – están presentes en el primer momento y desde
el momento que alguien es consciente de ellos. En este sentido el conocimiento
de los axiomas está "implícito" desde el principio. "Es este
conocimiento implícito", dice Miss Rand, "lo que permite que la consciencia
[del hombre] siga desarrollándose".
Al estar implícitos desde el principio, existencia, consciencia
e identidad están fuera del campo de la prueba, de la demostración. Demostrar
es derivar una conclusión a partir de un conocimiento anterior, y nada es anterior
a los axiomas. Los axiomas son los puntos de partida de la cognición, de los
que todas las pruebas dependen.
Uno sabe que los axiomas son ciertos, no por inferencia de
ningún tipo, sino por percepción sensorial. Cuando uno percibe un tomate, por
ejemplo, no hay evidencia de que existe, fuera del hecho de que uno lo percibe;
no hay evidencia de que es algo, fuera del hecho de que uno lo percibe; y no hay evidencia de que
uno es consciente, fuera del hecho de que uno lo está percibiendo. Los axiomas son auto-evidencias perceptuales. No hay nada que decir en su defensa,
excepto: mira a la realidad.
Lo que es verdad sobre tomates se aplica igualmente a
naranjas, edificios, gente, música y estrellas. Lo que la filosofía hace es
proporcionar una afirmación abstracta de tales hechos auto-evidentes. La filosofía
expresa estos hechos en forma universal. Sea lo que sea que existe, existe. Sea
lo que sea que existe, es lo que es. Sea cual sea la forma de que uno se da
cuenta, se da cuenta.
Lo anterior es la validación de los axiomas Objetivistas. El
término "validación" es más amplio que "prueba", y subsume
cualquier proceso de establecer la relación de una idea a la realidad, sea un
razonamiento deductivo, un razonamiento inductivo, o auto-evidencia perceptual.
En este sentido, uno puede y debe validar cada punto del conocimiento,
incluyendo los axiomas. La validación de los axiomas, sin embargo, es el más
simple de todas: la percepción sensorial.
El hecho de que los axiomas están disponibles a la
percepción no significa que todos los seres humanos acepten o incluso capten los
axiomas en términos conscientes y conceptuales. Un gran número de hombres, como
los primitivos, nunca progresan más allá del conocimiento implícito de los axiomas.
A falta de una identificación filosófica explícita de ese conocimiento, ellos no
tienen forma de acatar los axiomas de forma consistente, y por lo general caen
en algún tipo de contradicción de lo auto-evidente, como las varias visiones mágicas
del mundo, que (implícitamente) niegan la ley de la identidad. Tales hombres entontecen
sus mentes al convertirse a sí mismos en una guerra civil epistemológica sin declarar.
Esa guerra enfrenta la visión del mundo que profesan tener contra el
conocimiento implícito con el que realmente cuentan para poder sobrevivir.
Aún más despreciables son los hombres de una civilización
avanzada que, gracias al trabajo de un genio como Aristóteles, conocen la
identificación explícita de los axiomas, pero conscientemente los rechazan. Un
guerra interna declarada – es decir, una
auto-contradicción deliberada y sistemática – es la esencia de la vida
intelectual de tales individuos. Algunos ejemplos son los filósofos de los
últimos dos siglos que rechazan la idea misma de lo auto-evidente como base del
conocimiento, y quienes luego repudiar los tres axiomas básicos, atacándolos
como "postulados arbitrarios", "convenciones lingüísticas",
o "prejuicios de Occidente".
Los tres axiomas que he estado comentando tienen una protección
interna contra todos los ataques: deben ser utilizados y aceptados por todos,
incluso por aquellos que los atacan, y por los que atacan el concepto de lo
auto-evidente. Voy a ilustrar este punto mostrando el típico ataque realizado
por los opositores de axiomas filosóficos.
"La gente no
está de acuerdo acerca de los axiomas" oímos decir a menudo. "Lo
que es evidente para uno puede no ser evidente para otro. ¿Cómo puede un hombre
saber que sus axiomas son objetivamente ciertos? ¿Cómo puede estar totalmente
seguro de que tiene razón?"
Este argumento
comienza por aceptar el concepto de "desacuerdo", que utiliza para desafiar
la objetividad de todos los axiomas, incluyendo la existencia, la consciencia y
la identidad. El siguiente breve diálogo sugiere una estrategia que revela las
contradicciones del argumento. La estrategia comienza con A, el defensor de los
axiomas, pretendiendo rechazar de plano el concepto de "desacuerdo".
A. "Tu objeción sobre lo evidente no tiene validez. No
existe tal cosa como el desacuerdo. La gente está de acuerdo en todo".
B. "Eso es absurdo. La gente está en desacuerdo todo
el tiempo, sobre todo tipo de cosas".
A. "¿Cómo
pueden...? No hay nada sobre lo que estar en desacuerdo, ningún asunto. A fin de
cuentas, nada existe".
B."Tonterías. Todo tipo de cosas existen. Tú sabes eso tan
bien como yo".
A. "Esa es una. Tienes que aceptar el axioma de la existencia,
incluso para pronunciar el término «desacuerdo». Pero continuemos; sigo
diciendo que el desacuerdo no es real. ¿Cómo puede la gente no estar de
acuerdo, puesto que son seres inconscientes, incapaces de tener ningún tipo de ideas
en absoluto?".
B. "Por supuesto que la gente tiene ideas. Ellos son seres conscientes, tú sabes eso".
A. "Ahí va otro
axioma. Pero aun así, ¿por qué es el desacuerdo sobre ideas un problema? ¿Por
qué quiere eso decir que uno o más de los que discuten está equivocado? Puede
ser que todas las personas que están en desacuerdo sobre el mismo tengan
objetivamente la misma razón, estén igualmente en lo cierto".
B. "Eso es
imposible. Si dos ideas se contradicen entre sí, ambas no pueden ser ciertas al
mismo tiempo. Las contradicciones no puede existir en la realidad. A fin de
cuentas, las cosas son lo que son. A es A".
Existencia, consciencia
e identidad se presuponen en cada declaración y en cada concepto, incluyendo el
de "desacuerdo". (Se presuponen incluso en conceptos inválidos, como
"fantasma" o "verdad analítica".) En el acto de expresar su
objeción, por lo tanto, el objetor ha concedido el caso. En cualquier acto de desafiar o negar los
tres axiomas, un hombre los reafirma, no importa cuál sea el contenido
particular de su desafío. Los axiomas son invulnerables.
Los opositores de estos axiomas se presentan como
defensores de la verdad, pero es sólo una pose. Su ataque contra lo auto-evidente
equivale a la acusación: "Tu creencia en una idea no hace que necesariamente
que sea verdad; tienes que demostrarla, porque los hechos son lo que son
independientemente de tus creencias". Cada elemento de esa acusación se
basa en los mismos axiomas que esas personas están cuestionando (y
supuestamente dejando de lado). Citando a Ayn Rand:
"No puedes demostrar que existes o que eres
consciente", murmuran,
evadiendo el hecho de que demostración presupone existencia, consciencia
y una complicada
cadena de conocimiento: la existencia de algo que conocer,
de una consciencia
capaz de conocerlo, y de un conocimiento que ha
aprendido a distinguir entre
conceptos tales como lo demostrado y lo no
demostrado.
Cuando un salvaje que
no ha aprendido a hablar declara que la existencia
debe ser demostrada, está
pidiendo que lo demuestres a través de la
no-existencia; cuando declara que tu
consciencia debe ser demostrada, te
está pidiendo que lo demuestres mediante la
inconsciencia – te está pidiendo
que entres en un vacío fuera de la existencia
y la consciencia para darle a él
prueba de ambas – te pide que te conviertas en
un cero adquiriendo
conocimiento sobre un cero.
Cuando él declara que
un axioma es cuestión de elección arbitraria y decide
no aceptar el axioma de
que él existe, está evadiendo el hecho de que lo ha
aceptado al pronunciar esa
frase, que la única forma de rechazarlo es cerrar
la boca, no proponer ninguna
teoría, y morirse."
Un axioma es una afirmación que identifica la base del
conocimiento y de cualquier otra afirmación posterior relacionada con ese
conocimiento, una afirmación necesariamente contenida en todas las demás, tanto
si la persona que afirma decide identificarla como si no. Un axioma es una
proposición que derrota a sus oponentes por el hecho de que ellos tienen que
aceptarla y utilizarla en el proceso de cualquier intento de negarla.
Lo anterior no es
una prueba de que los axiomas de existencia, consciencia e identidad son verdaderos.
Es la prueba de que son axiomas, que
están en la base del conocimiento y por lo tanto ineludibles. Esta prueba misma,
sin embargo, se basa en los axiomas. Incluso para mostrar que ningún oponente
puede escapar de ellos, Ayn Rand también tiene que hacer uso de ellos. Cualquier
argumento presupone esos axiomas, incluyendo el argumento de que todo argumento
los presupone.
Si es así, uno podría preguntarse, ¿cómo se puede
responder a un oponente que dice: "Has demostrado que debo aceptar tus
axiomas si he de ser coherente, pero esa demostración descansa en tus axiomas,
que yo he decidido no aceptar. Dime por qué debo hacerlo. ¿Por qué no puedo
contradecirme a mí mismo?".
Sólo hay una respuesta para esto: parar la discusión. Los
axiomas son auto-evidentes; ningún
argumento puede obligar a una persona que decide evadirlos. Puedes mostrarle a
un hombre que la identidad es ineludible, pero sólo aceptando primero el hecho
de que A es A. Puedes mostrarle que la existencia es ineludible, pero sólo aceptando
y refiriéndose a la existencia. Puedes mostrar que la consciencia es
ineludible, pero sólo aceptando y usando tu consciencia. Basándote en esos tres
axiomas, puedes establecer su posición como los fundamentos de todo
conocimiento. Pero no puedes convencer a otra persona de esto o de nada hasta
que haya aceptado los axiomas él mismo, en base a su propia percepción de la
realidad. Si los niega, es un error el discutir o incluso debatir el tema con
él.
Nadie puede pensar
o percibir por otra persona. Si la realidad, sin tu ayuda, no le convence a una
persona de lo auto-evidente, esa persona ha abdicado de la razón y ya no se
puede seguir tratando con ella.
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Del libro: Objetivismo: La Filosofía de Ayn Rand, por Leonard Peikoff, 1991.