. . . Veamos el historial de [James] Buckley. Él está contra el aborto, y cualquiera que niegue el derecho al aborto no puede ser un defensor de los derechos. Punto. Además, el interés gratuito, sin aparente beneficio personal, detrás de esta política debería llevarte a preguntar: ¿Qué es lo que realmente tienen en mente los antiabortistas? 

Obviamente, lo que pretenden es esclavizar a cada ser humano que esté lo suficientemente vivo para tener algún tipo de vida sexual - esclavizarlo para que procree como el más bajo de los animales del campo, incluso más bajo, porque los criadores de animales en una granja por lo menos cuidan de ellos.

Pero lo que gente como Buckley quieren es tomar a jóvenes enamorados y convertirlos en esclavos de la procreación involuntaria, sin decirles qué hacer con sus hijos. Le dicen a la gente que tengan familias de una docena de niños o más, pero ¿cómo van a ser sustentados esos niños? Con subsidios, probablemente, aunque Buckley probablemente no apoyaría eso. Él probablemente estaría de acuerdo con el Papa, quien declaró en su encíclica Populorum Progressio que tenemos que reorganizar el mundo para que cada uno esté bien cuidado, "de alguna manera".

Pero ¿quién específicamente se cuidará de todos esos niños no deseados? ¿Y qué pasará con los jóvenes padres - con sus vidas, sus ambiciones, su futuro - si tienen que estar subyugados con la procreación? Esto es tan horriblemente cruel que sólo en base al tema del aborto, uno debería estar contra Buckley.   . . .

 

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(Respuesta parcial a una pregunta formulada durante la sesión de Q&A del curso "La Filosofía de Objetivismo", sesión número 5, por Leonard Peikoff. (1976). 

Página 66 del libro